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Franquicia de Burger King operarán en Colombia con proveedores locales
Esta firma colombiana con sede en Medellín tiene bajo franquicia el 51% de los locales de la marca estadounidense cuyo producto estrella son las hamburguesas, los cuales están localizados en Cartagena, Barranquilla, Bucaramanga, Valledupar, Cali, Medellín, Rionegro y Envigado (Antioquia). El porcentaje restante es de la firma mexicana Alsea, que concentra su operación en Bogotá.
En mayo del año pasado el representante legal de Kinco, Hernando Lugo Rodríguez, le solicitó a la Superintendencia de Sociedades que los admitiera en reorganización, que autoriza a las compañías en crisis a negociar deuda con sus acreedores a fin de que no se vean precipitados a la liquidación.
La causa del dilema económico en este caso, según afirmó, es que el 80% de las materias primas que utilizaba las importaba de Estados Unidos y se pagaban en dólares. Con ello, la rentabilidad se vino al piso, originando un ebitda negativo.
El martes pasado, cuando los acreedores y la Supersociedades aprobaron el plan de reestructuración de Kinco en una audiencia realizada en Bogotá, Lugo contó los cambios que están haciendo para salir adelante, y dijo que el principal ha sido un giro de 180 grados en la relación de insumos importados y nacionales, en especial carne, pollo y papas, ya que el pan, otro ingrediente de primer orden, siempre ha sido nacional.
Si bien la casa matriz de Burger King es muy celosa de que se usen los mismos materiales, tras lograr la luz verde para la reorganización, hace un año, esta aprobó que se buscaran proveedores locales, algo que ya se hacía pero de manera marginal.
“Burger King cuida mucho por ejemplo que la grasa animal sea la de las cualidades adecuadas, así como el origen del ganado, y toca certificar toda la cadena, porque hay que asegurarse de que sea del 100 por ciento de lo que ofrece”, le relató a Portafolio ayer Lugo, quien funge como promotor de la reorganización.
Además del examen en terreno por delegados del dueño de la franquicia, fue necesario someterse a auditorías externas y los nuevos proveedores tuvieron que pedir una certificación especial. En el caso de las papas todo se facilitó porque el que ya tenían opera también en Colombia.
Lugo fue enfático en que la gabela que les dieron desde EE. UU. fue acelerarles los trámites, pues el relajamiento en la calidad no es negociable. En la actualidad tratan de sustituir las salsas y analizan qué más se puede.
El plan ha contemplado igualmente la reubicación de locales que destruían valor y una cirugía a la operación, sin despedir trabajadores, pero maximizando sus funciones. Otro punto clave ha sido no descuidar el mercadeo.
El resultado ha sido el cumplimiento de las metas de venta definidas en el plan en un 103% al cierre del 2015, cuando Kinco reportó una facturación de 28.822 millones de pesos, activos por 21.509 millones y pasivos por 20.464 millones.
Sin embargo, lo más importante, según Lugo, es que el valor de la marca no se ha afectado –lo cual perjudicaría de rebote a Alsea– porque no se ha deteriorado la calidad del producto ni del servicio.
“Todos los proveedores, que son los que mantienen el día a día mientras que se llega a un acuerdo, nos han apoyado. Lo que sigue ahora es buscar que se mantengan las ventas y el ebitda para que podamos cumplir el acuerdo en los plazos consignados o incluso antes”, apuntó el Gerente.
Anotó que un elemento a su favor es que en un ambiente de recogimiento de la economía, los comensales de los restaurantes a manteles suelen mudarse a la comida rápida, como la que ellos ofrecen.
El representante legal de Kinco reveló que Burger King Inc. ha realizado gestiones con inversionistas extranjeros para retomar el plan de expansión en el territorio nacional, ya que según estimativos, el país podría por lo menos con 80 locales más de la marca.
Los propios directivos gestan salidas
El acuerdo votado por la mayoría de acreedores el martes tendrá una duración de 14 años, hasta el 31 de diciembre del 2030. Sin embargo, la empresa no descarta realizar pagos anticipados. El pasivo aceptado suma 15.051 millones de pesos y comprende créditos de primera clase (laborales, fiscales y parafiscales) por 1.360 millones; de segunda clase por 2.799 millones; cuarta clase por 5.516 millones y quinta clase por 5.375 millones de pesos.
El delegado de Procedimientos de Insolvencia de la Supersociedades, Nicolás Polanía, destacó que este es “el primer proceso de reorganización con confirmación en el marco de la iniciativa de representantes legales como administradores de su propia insolvencia”.