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Inmobiliarias aportan al empleo
El balance de los negocios de compraventa y arriendos, entre otros, demostró que el 2010 fue el año de la recuperación.
Datos de las inmobiliarias que son clientes de Investigaciones y Cobranzas El Libertador, y que representan 80 por ciento del total del mercado, indican que en el 2010 se generaron 50 mil puestos de trabajo directos.
Esto consolida la dinámica de este segmento al que hay que sumarle el empleo del sector constructor, que –según la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), basada en datos del Dane a noviembre– ocupó 1’141.000 personas el mismo año, de las cuales 90 por ciento se ubicó en las cabeceras municipales.
“Esta cifra representa un crecimiento de 15 por ciento en la ocupación y 6 por ciento del total de empleados en el país”, dijo Martha Pinto de de Hart, presidenta de Camacol.
Andrés Liévano, gerente general de El Libertador, recuerda que los datos recopilados por la compañía no incluyen el empleo indirecto que se impulsa a partir de la contratación de servicios como fontanería, cerrajería y otras reparaciones locativas.
De esta forma, la proyección para el total del mercado inmobiliario –sin contar lo que implica hacer nuevas construcciones– sería superior a 60.000 puestos de trabajo directos.
Sin embargo –asegura Liévano–, mientras que en Estados Unidos el gremio inmobiliario es el segundo más fuerte, después del docente, en Colombia se desconoce en gran medida su importancia.
“Estas cifras contundentes del sector obligan, aún más, a trabajar en la estandarización de la práctica inmobiliaria y definir unos parámetros para ejercer esta actividad”, anota el gerente de El Libertador.
Se espera, por lo tanto, que este año la dinámica se mantenga en todos los frentes. De hecho, un estudio de la firma Galería Inmobiliaria (GI) en Bogotá, concluye que el 2010 se caracterizó por una disminución en los inmuebles usados en oferta, para los estratos 5 y 6, tanto en venta como en arriendo.
Según GI, este mercado, como el nuevo, se incentivó por las condiciones favorables para el crédito y la inversión, y por el ajuste en los precios que impulsaron la comercialización de vivienda.